viernes, junio 16, 2006

El extranjero del tiempo



El extranjero del tiempo

Habrá una vez, en un tiempo muy lejano, o muy cercano - no hay ninguna certeza, aún, al respecto -, en una comunidad muy, pero muy cercana, dificultades y problemas de convivencia, exagerados desacuerdos, competencias por ¿quién será?, o ¿quiénes serán? los mejores, privilegiados o elegidos.
Cuenta la historia, que un extranjero, pasará por esta comunidad, y, habiendo sabido alguien que este viajero venía, a su vez, de una comunidad pacífica, próspera y constructiva, irá a pedirle consejo, y con un deseo ardiente en el corazón, le dirá: “Buen hombre, sé que vienes de una comunidad en la que se vive digna, amorosa y solidariamente; te pido, en nombre de ésta, la que vivo, nos guíes, ya que eres, para mí, el que nos podrá salvar de la miseria y el caos, de las tristezas y los desentendimientos constantes”.
El extranjero le contestará: “Agradezco tu confianza y tu esperanza, pero no puedo guiarlos ni darte un consejo”. Llorarán juntos, sufrirán por el estado de las cosas y se abrazarán compasivamente. Al despedirse, el extranjero, con una mínima sonrisa en su rostro dirá: “Sólo sé que el salvador de tu comunidad es uno de los que viven en ella”.
Así, aquel, volverá esperanzado al seno de su comunidad, y empezará a compartir el mensaje del extranjero con su familia, amigos, y con quien se relacionara de allí en más. Todos, a su vez – dada la velocidad que tomará este mensaje – comenzarán a preguntarse quien sería el salvador, y ante la duda y la renacida esperanza, cada uno de los habitantes tratará con un nuevo respeto y más atentamente, a cada uno con quien entrara en contacto.
Así pasará, y las relaciones de padres con sus hijos, de pareja, de amigos, de trabajo, y hasta en las calles mismas, cambiarán hacia la amabilidad, la confianza y la honestidad, ¡ y es que cualquiera podría ser el salvador !. No habrá seguridad. Cada uno se preguntará quien sería… “
¿ será aquel, el más rico y poderoso, o aquel, el más humilde y necesitado “ ,“ ¿ y no será algún recién nacido, o quizá algún anciano olvidado? ”, “¿ será hombre o mujer?.
Así, en este estado de cosas, pasará el tiempo, y un día volverá a pasar el extranjero y preguntará: “ ¿ y, han descubierto quién es el salvador? “. “ Sí “ - contestará el viejo amigo - “ Tu nos habías dicho que era uno de nosotros y descubrimos que nosotros éramos uno “.
Y el extranjero partirá, pero esta vez con una sonrisa aún más amplia en su rostro.

Suma de anónimos