domingo, agosto 27, 2006

Viviendo tiempos de transición...

...integrando la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Desde mi cosmovisión, como astrólogo, estudio, investigo y voy confirmando mediante la experiencia, la idea de que las estrellas y el Sistema Solar (el Cielo) influyen vitalmente, tanto sobre la Tierra en sí, como en cada uno de sus habitantes. Es decir que, los “movimientos” estelares, con sus ciclos, períodos y ritmos señalan: días, años, épocas, eras, en fin…tiempos. Dentro de ésta cosmovisión, que tiene a la astrología como una disciplina seria, se habla de la muy difundida idea de una “Nueva Era” – que en su detalle objetivo y científico se relaciona con el fenómeno astronómico conocido como la precesión de los equinoccios.
Estamos en plena transición, o sea, “cambio gradual de un estado a otro” , en pleno alumbramiento de la Era de Acuario, en la cual se manifiesta energía y cualidades propias de esta constelación zodiacal.
Sin dejarnos vencer por la ansiedad, ya que éstas “eras” duran aproximadamente 2500 años, sin, tampoco, creer que leyendo “un poco” podemos tener en claro de qué se trata, sí, podemos, tratar de ir comprendiendo mejor sus efectos a gran escala. Animándonos, pacientemente, a vislumbrar (con el respeto que se merecen tanto el Cielo como cada vida que se desarrolla en la Tierra) la significación que tiene esta transición o era que puja por nacer podremos sentirnos más partícipes que “convidados de piedra” en el proceso evolutivo-creativo.
Es necesario aclarar que no obvio las investigaciones y conclusiones (de hecho también estudio las que puedo) de carácter: biológico, antropológico, histórico, sociológico, económico, político, psicológico, filosófico, teológico, etc., que se hacen en nombre del bien común, al contrario, creo que son distintas herramientas que ayudan a comprender mejor el “fenómeno humano”, sí, es conveniente señalar, que la astrología es una herramienta que trabaja en el plano simbólico, es decir, en el plano en el cual, a falta de mediciones objetivas, se encuentra uno con la “intuición reveladora” (de aquí la necesidad de cotejar y dialogar para encontrar respuestas consensuadas a las intuiciones subjetivas), siendo así, una herramienta más para forjar el conocimiento y bienestar humano.
Así bien, podemos decir, que ya se están manifestando energías acuarianas, y me atrevo a decir que un hito histórico de tan magno cambio transformador fue la Revolución Francesa, con sus “estandartes-ideales” de: Libertad, Igualdad y Fraternidad; palabras-símbolos, éstas de neta significación acuariana. A partir de allí, podríamos decir, que distintos grupos humanos tomaron uno u otro de éstos estandartes.
Por un lado, se ha ido generando y expresado la necesidad imperiosa de las libertades individuales; esto ha tomado forma, por ejemplo, en la política liberal, la libre competencia de mercado, la lucha por los derechos individuales, el “amor libre” del hippismo, la libertad de expresión en el arte, como en la divulgación de ideas y opiniones, etc.
Por otro lado, se ha gestado y luchado por la búsqueda de igualdad: el nacimiento de las democracias y la participación en las instituciones de poder, la creación de leyes que limitaran concentraciones exageradas de poder o riqueza, la educación para todos, las disciplinas uniformadoras, las obligaciones individuales, etc.
Tanto el desarrollo de la libertad como el de la igualdad han sufrido distorsiones, excesos, desviaciones y, cuando no, luchas entre los conceptos: “libertad individual” y “responsabilidad social”, no solo entre naciones o partidarios ideológicos, sino, también, cuantas veces, en el centro mismo de nuestra personalidad.
Pero me queda un “estandarte” aún, y es el de Fraternidad, quizá el menos expresado hasta éstos días.
Reflexionemos algunos conceptos: …”libertad en la interdependencia”, …”libertad responsable”,…”responsabilidad por uno/a mismo/a”,…”equilibrio de derechos y obligaciones”,…”leyes de la hermandad”,…”globalización ecológica”,…”conciencia planetaria”… temas para investigar e ir dialogando.
Las energías-palabras-símbolos están manifestándose, también la necesidad de rectificar, día a día, los desequilibrios desestabilizantes. Si le sumamos: buena voluntad, confianza en los procesos autocurativos, tanto planetarios como personales y recordamos el concepto “fraternidad” al menos una vez al día, estaremos, creo, por buen camino.
No olvidemos que los hechos de la existencia de todos los días- la cotidianeidad- son, de alguna manera, el material que tenemos para trabajar sobre ellos, para aprender de ellos, para celebrar en sus infinitas sendas la sensación de caminar reunidos al plan inteligente de la Vida. Hoy por hoy, estamos tomando conciencia de la necesidad de solidaridad, cooperación, de aprender a convivir con las diferencias, de no discriminarnos y más aún, de respetarnos mutuamente. Aún habrá excesos y exageraciones, tanto en nombre del “conservar”, como del “progresar”; como todo cambio cultural o personal, cada nuevo aprendizaje, toda revolución, crean desequilibrios y confusión, éstos son, creo, los que estamos viviendo en el ámbito personal, nacional o global. Pero también…mientras tanto…surgen visiones, claridades, y nuevos ideales que, como siempre ha sido, son los mojones que nos marcan la dirección de nuestras vidas, que aunque no “prodigiosas”, sí, puedan ser, bien vividas.
Hasta pronto, nos volveremos a encontrar, disfrutando de una fraterna y solidaria reflexión, tratando temas personales o globales, sintiéndonos cerca, cada día más humanos y mejor hermanos como hijos de un mismo Sol.

Javier Ignacio Alvarez

sábado, agosto 26, 2006

Historia de formación y experiencias......



Mi nombre es Javier Ignacio Alvarez.
Nací en la ciudad de San Fernando, Bs. As., Argentina el 16 de agosto de 1961, quinto y último hijo de una pareja de inmigrantes españoles.


Mi interés e intención, ya desde joven, ha sido la de estudiar y buscar la integración de polaridades influído por las obras literarias de Hermann Hesse.


Estudié las raíces del pensamiento occidental, las cosmovisiones orientales (Taoísmo, Budismo, Hinduismo) y la llamada "Filosofía Perenne" por Aldous Huxley, esto es, las distintas cosmovisiones místicas-metafísicas-esotéricas de las distintas tradiciones junto a las complementarias prácticas de meditación, contemplación y contactos con el “mundo interior” en la Fundación Hastinapura.

Fue la etapa del camino del Autoconocimiento, lo que podríamos denominar “Filosofía de Vida de Uno Mismo” o búsqueda del conocimiento que emerge desde nuestro interior a partir de prácticas ( estudio, meditación, dialogos con profesores-guías, soledad en contacto con la naturaleza, los 4 yogas que preconizan los hindúes: Karma, Bhakti, Gnana y Raja, convivencias en grupo, etc. ) además del que viene dictado por una o varias autoridades externas, las que, claro, son fuente de inspiración para el propio autodescubrimiento.


Durante ese período, casi 10 años, también dicté clases de: Introducción a la filosofía Oriental y Occidental; Ética y universalismo; Fundamentos psicológicos y éticos de la no-violencia; Metafísica y Filosofía Vedanta en la misma Fundación.


A partir de los 29 años (los años 90), y dejando este marco de crecimiento, empecé a formarme en la indagación de diversos puntos de vista psicológicos, en el trabajo con el cuerpo y en el terreno del conocimiento simbólico: la Astrología y las fuerzas arquetípicas. Fue una etapa con otros guías, con otros mapas y territorios por recorrer. En ésta etapa realicé: Laboratorios Gestálticos; masajes, bioenergética, talleres de teatro, biodanza, psicodrama y Talleres de Respiración Holotrópica.

Luego devino, una siguiente etapa, donde los conceptos “holístico” e “integral” fueron profundizándose a partir del estudio de la obra de Ken Wilber, Dane Rudhyar, Stanislav Grof y otros, como a través de la formación en “Casa XI” con el Curso de Astrología Humanista y el seminario “La matriz de los Arquetipos”.


Durante estos años, también, y alimentado por un viaje a Bolivia y Perú, más específicamente al Lago Titicaca y a las construcciones de Machu Pichu se orientaron mis búsquedas a buscar guía y experiencia al contacto con distintos chamanes y prácticas chamánicas tradicionales como prácticas neo-chamánicas designadas más modernamente con el término de E.N.O.C. (estadios no ordinarios de conciencia), a través de los cuales profundicé, no solo el estudio de mi mismo, sino, lo que se conoce como fuentes transpersonales del Ser, los cuales han sido estudiados y delineados por la llamada Psicología Transpersonal. En éste período y aprendizaje hizo raíces en mi vida la cosmovisión holística que está implícita o explícita en muchas técnicas terapéuticas actuales.


Es a partir de ésta etapa donde la búsqueda de integración me llevó a estudiar diversas disciplinas ( a través de cursos o en forma autodidacta).

formas de sanación (las diversas practicas terapéuticas);

sociología e historia (las raíces del orden social planetario hoy imperante y el lugar ocupado por cada uno de nosotros en él);

Postmodernismo ( las formas de pensamiento surgidas en el Siglo XX de la mano de los grandes cambios estructurales habidos. Las nuevas visiones del Contextualismo, Constructivismo y Relativismo o perspectivismo )

biología y psicología (los indicios de una evolución humana tanto corporal como en el nivel de la llamada conciencia);

economía ( con el develamiento del orden en cuanto a los mecanismos del uso de recursos, producción de bienes y distribución de los mismos y, claro, el “rol” de los bancos y el dinero);

vincularidad ( atendiendo las formas de comunicación, como las nuevas maneras de relacionarse); todas junto a la comprensión de las energías que forman el “Lenguaje simbólico” de la Astrología (signos, planetas, casas, aspectos, elementos, polaridades, tránsitos, ciclos, etc.)


También he trabajado en el intento de conectar e integrar el conocimiento esotérico o realidades del alma con el conocimiento científico-académico o realidades consensuadas y legitimizadas socialmente. Creo necesario, que ninguno de estos “polos” busque minimizar al otro, y busquemos nuevas y mejores formas de relación, inclusión y comprensión entre todas las cosmovisiones convivientes teniendo como buen puerto el “honrar la vida” y el distribuir equitativamente tanto los recursos como las responsabilidades materiales y espirituales que nos unen a todos.


Así fue tomando forma la Cosmovisión Holística Integral, la cual es una herramienta para el reconocimiento de nosotros mismos y el fluir de nuestro devenir dentro de un orden que nos contiene y nos trasciende.

En el año 2007 recibo el Titulo Oficial de Counselor Psicológico.


CURRICULUM VITAE

Javier Ignacio Alvarez

Nacionalidad: Argentina
Fecha y lugar de nacimiento: 16 de agosto de 1961 en San Fernando, Bs. As.

FORMACIÓN, DOCENCIA Y CONSULTORÍA:

1981 * Egresado como “Técnico en electrónica” en el “Instituto Don Orione”.
Victoria, Bs. As., Argentina.

1981 * Ingreso como estudiante a la Fundación Hastinapura (Centro de estudios de
espiritualidad)

1981-1984 * Estudios de teatro (participación en obras)

1984-1989 * Profesor en la Fundación Hastinapura de Filosofía de Oriente y Occidente,
Metafísica Monista (filosofía perenne), Filosofía Moral, Universalismo y no-
violencia, Meditación (distintas técnicas ).

1990-1994 * Participación en talleres- seminarios- laboratorios ( Biodanza; Psicología
Gestalt, expresión corporal, masajes, bioenergética, astrología)

1994 * Ingreso a “Casa XI”, Centro de Estudios de Astrología Humanista.

1996-1997 * Co-dirección del Centro Cultural “La casa azul” en la ciudad de Tigre, Bs. As.

1996-2001 * Dictado de cursos de Autoconocimiento, Astrología y Meditación en el Centro
Cultural “La casa Azul” (1996-1997), Centro Cultural “El Ombú” dependiente de la Municipalidad de San Fernando (1997-1999) y en mi hogar (1998-2001)

* Participante de Talleres de Respiración Holotrópica con facilitadores del Grof Transpersonal Training

1996-2004 * Prácticas Tradicionales Chamánicas y Neo-chamánicas (ENOC: Estadios no ordinarios de conciencia)

1990-2005 * Ejercicio de la Consultoría Astrológica como proceso de Autoconocimiento

2000 * Realiza el Seminario de periodismo Científico dictado por La Prof. Graciela Clivaggio (U.B.A.)

2000 * Realiza el Curso “Formación de formadores en el desarrollo personal y comunitario”Dirigido por el Dr. Prof. Jaime Barilko

2001-2002 * Asistente a seminarios de Astrología en “Casa XI” Centro de Estudios de Astrología Humanista

2002-2004 * Realizo seminario “La Matriz de los Arquetipos” en Casa XI.

2004-2007 * Titulización como Consultor Psicológico


domingo, agosto 13, 2006

Masculino y femenina....un cuento de domingo

Una vez, se encontraron en un camino solitario, una mujer y un varón, caminando en sentidos opuestos
- ¡Hola! – dijo el varón-
- Hola –contestó la mujer, y preguntó- Disculpe, sabe si voy bien hacia el pueblo de Amorlandia.
- Sí, vas bien….es allí de donde vengo…..pero dime, ¿porqué te diriges hacia allí?, es un pueblo donde reina el caos y las pasiones desordenadas.
- Ah, no sé, -replicó ella- solo me dejo guiar por mi sensibilidad, me entrego a ella, y hacia allí me lleva ésta…Y tú, ¿adonde vas?
- Yo, -dijo él- voy en la búsqueda de Verdadlandia, y según el mapa que tengo en mis manos es para allá.
- Sí, es de allí de donde vengo, pero dime, ¿por qué quieres ir allí?, es un pueblo donde reinan la frialdad y la disciplina.
- Ah, no sé, -replicó él- pero creo tener razones suficientes que me guían, y, además un sinfín de preguntas que, calculo, allí podré contestarme.
Se miraron uno al otro, no muy frontalmente, un poco con recelo y desconfianza, se despidieron amablemente y partieron, cada uno, hacia su objetivo. Caminaron ambos unos pasos, entre apresurados y temerosos, cuando, de repente se precipitó una fuerte tormenta, con rayos, truenos y un gran aguacero. Ambos corrieron a protegerse hacia el único árbol que había a la vera del camino, a esperar que pasase el mal tiempo. Incómodos, impacientes y angustiados, sin hablarse por un tiempo vieron como el viento huracanado soplaba intensamente y el agua amenazaba con inundar el lugar.
Cuando, por fin, se rompió el silencio, y ya más calmo el clima, la mujer se atrevió a preguntar.
- Dime, ¿porqué te fuiste de Amorlandia?
- Ya te dije, contestó él- era un caos, ¡todos unos románticos!, y sentí un irrefrenable impulso que nacía en mi corazón, que me hizo decidir ir en busca de Verdadlandia….y tú, ¿por qué te fuiste de Verdadlandia?
- Ya te dije, -dijo ella- todo era frío y rutinario. Pienso que es la intuición más razonable y reflexiva que he hecho en mi vida.
Pasado un tiempo y vibrando las respuestas de ambos en sus corazones y mentes, se atrevieron a mirarse por primera vez a los ojos, y rieron y lloraron mientras el clima se vestía de un sol radiante.

La historia es larga, pero basta contar que decidieron, ambos, quedarse allí a construir un hogar, que con el tiempo fue un pueblo y que la llamaron Vidalandia.
Hoy se puede ver al pasar por allí, en el centro mismo del pueblo, aquel árbol, con éste epígrafe a sus pies,

“Aquí, bajo éste árbol, símbolo de Vidalandia,
se encontraron el amor y la verdad
y decidieron estar en paz”



Javier Ignacio Alvarez

viernes, agosto 11, 2006

La actitud significadora


Este es un trabajo sobre la base filosófica de Victor Frankl ( interpretada desde mi perspectiva particular)

Victor Frankl ( 1905 - 1997 )







La actitud significadora

¿Qué es el hombre? Es una pregunta que han intentado contestar muchos pensadores a lo largo de la historia. Desde distintos “puntos de vista”, según la especialidad de cada uno, según, también, su propio foco de percepción y situación particular. Así antropólogos, biólogos, filósofos, teólogos, sociólogos, psicólogos, escritores, poetas y tantos otros buscadores, no especialistas han reflexionado y elaborado teorías acerca de la misma cuestión… ¿qué es el hombre?
También, creo, es importante asumir que, según el mundo particular desde donde se hacía la investigación se demarcaban distintivas respuestas. Así, por ejemplo, fue durante muchos años, una forma de estudiar al hombre, ir a visitar distintas tribus en zonas periféricas a la “cultura occidental” en su propio campo vivencial, intentando con ello observar, definir y construir teorías acerca del origen del hombre y sus formas de ser primitivas. Muchos europeos y luego americanos visitaron y describieron a muchas tribus de Africa, América, Asia y Oceanía. Claro que, éstas primeras investigaciones “eurocéntricas” llevaron, en principio, con ella, la idea de que su propia cultura podía comprender y dar explicación a las otras culturas según sus parámetros y paradigmas construidos.
Hoy, nos hacemos la misma pregunta, en la mayoría de los casos, con una mayor capacidad comprensiva, mejor caudal de información y una mirada ampliada, que nos permite reconstruir una concepción del hombre no tan viciada de la, ya vieja, subjetividad eurocéntrica.

Esta introducción acerca de la indagación de lo humano, sirve a los efectos de no perder la noción de que hay muchos puntos de vista socio-culturales desde donde estudiar y conocer al hombre, y, también muchas situaciones desde donde hacerlo. Revisemos algunos parámetros: la mirada socio-económica-productiva-cultural (según la mirada de capitalistas, trabajadores, liberales, socialistas, intelectuales, educadores y otros grupos); la mirada de género (masculina o femenina); la mirada teológica-religiosa ( creyentes, ateos, naturalistas, devotos particulares o religiones foráneas del mundo occidental); y, claro, tantas otras miradas. La que en este trabajo nos ocupa es la mirada de Víctor E. Frankl del cual se hace necesario describir su situación, como de atisbar su mundo interno para así abocarnos a la tarea de exponer, lo que humildemente intentamos en esta monografía, sus ideas acerca de ¿qué es el hombre?.

Estudiada la biografía del mismo de su libro “El hombre en busca de sentido” donde relata su estadía en el campo de concentración de Auschwitz, como prisionero, durante la segunda guerra mundial, pasaremos a describir algunos conceptos que puedan enriquecernos de su reflexión. Siendo la misma, construída, desde su origen judío creyente, estudioso de la psique humana como psiquiatra y, sobre todo, de su intenso, profundo y dramático encuentro y convivencia con la muerte, la dominación cruel de hombres sobre hombres, las condiciones dramáticas infligidas, junto con la falta de libertad y el sometimiento como realidad cotidiana.
Frankl se pregunta ¿qué es el hombre?, sí, pero centra la respuesta en otras preguntas: ¿tiene sentido el existir?, ¿tiene sentido mantenerse vivo en condiciones de extremo sufrimiento?¿qué es lo que nos mantiene vivos cuando las circunstancias parecen amenazar en forma terrible nuestra salud, nuestro bienestar?, preguntas cuyas respuestas se fueron caldeando durante sus días de cautiverio.
Frankl nos ofrece una profunda mirada, como otros filósofos existencialistas, acerca, no tanto del ser del hombre, sino acerca de su existir, su estar en el mundo, sus “para que” antes del “que”. Tampoco se detiene mucho en el “por que”, esto es, en los orígenes del hombre, sino, en el sentido de estar vivo en un momento dado.
Dice Frankl:
“Así, pues, lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada individuo en un momento dado”(1)
Aquí Frankl resalta la existencia, no los principios generales, válidos para todos, sino que compromete a cada uno de nosotros con el significado único y distintivo que nos comunica nuestra propia existencia. Aquí podemos encontrarnos con la sensación de soledad y vacío existencial, que Frankl describe así:
“El vacío existencial es un fenómeno muy extendido en el siglo XX. Ello es comprensible y puede deberse a la doble pérdida que el hombre tiene que soportar desde que se convirtió en un verdadero ser humano. Al principio de la historia de la humanidad, el hombre perdió algunos de los instintos animales básicos que conforman la conducta del animal y le confieren seguridad; seguridad que, como el paraíso, le está hoy vedada al hombre para siempre: el hombre tiene que elegir; pero, además, en los últimos tiempos de su transcurrir, el hombre ha sufrido otra pérdida: las tradiciones que habían servido de contrafuerte a su conducta se están diluyendo a pasos agigantados. Carece, pues, de un instinto que le diga lo que ha de hacer, y no tiene ya tradiciones que le indiquen lo que debe hacer; en ocasiones no sabe ni siquiera lo que le gustaría hacer. En su lugar, desea hacer lo que otras personas hacen (conformismo), o hace lo que otras personas quieren que haga (totalitarismo).(2)
Este párrafo nos lleva a reflexionar una hipotética definición acerca de lo que es el hombre: ¿El hombre es lo que es capaz de decidir, de elegir?
Dice Frankl:
“No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene en ella su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto”.(3)
Frankl pone en relevancia la condición de ser responsable como la esencia íntima de la existencia humana:
“En última instancia, el hombre no debería inquirir cuál es el sentido de la vida, sino comprender que es a él a quién se inquiere. En una palabra, a cada hombre se le pregunta por la vida y únicamente puede responder a la vida respondiendo por su propia vida; solo siendo responsable puede contestar a la vida. De modo que la logoterapia considera que la esencia íntima de la existencia humana está en su capacidad de ser responsable”.(4)
Así Frankl, lo interpreto, está definiendo al hombre o, podría decir, sólo son hombres, aquellos que son autoresponsables o pueden dar respuesta de sí mismos.
Frankl, hace un hincapié exaltado de la capacidad humana de autoconciencia, considerando que no es a Dios a quién se tiene que rendir cuentas, sino a la sociedad en que vive, o, en otras ocasiones, a su propia conciencia. Así, por ejemplo, resalta la actitud por sobre la condición vivida. Dice:
“Porque lo que más importa de todo es la actitud que tomemos hacia el sufrimiento, nuestra actitud al cargar con ese sufrimiento”.(5)
Haciéndo un paralelo reflexivo con el Enfoque centrado en la persona (E.C.P.) en el cuál se cree más importante, no, “lo que nos pasa”, sino el “que nos pasa con lo que nos pasa”, podríamos decir que Frankl no toma ninguna de éstas dos alternativas, sino que va a resaltar la actitud que tomamos frente a “lo que nos pasa” y si podemos encontrarle un sentido a la experiencia. Dice:
“Uno de los postulados básicos de la logoterapia estriba en que el interés principal del hombre no es encontrar el placer, o evitar el dolor, sino encontrarle un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir a condición de que ese sufrimiento tenga un sentido”.(6)
Aún más, para Frankl, el hombre tiene un “suprasentido”, un aspecto trascendente, a tener en cuenta. Hablándole a un grupo de logodrama dice:
“¿Y que hay del hombre? ¿Están ustedes seguros de que el mundo humano es un punto terminal en la evolución del cosmos? ¿No es concebible que exista la posibilidad de otra dimensión, de un mundo más allá del mundo del hombre, un mundo en el que la pregunta sobre el significado último del sufrimiento humano obtenga respuesta?.(7)
Frankl aquí, hace preguntas. No enuncia afirmativamente, no define ni propone creer en una vida de tipo ultraterrena, pero sí asume una actitud de vida, en la cual está contemplado un significado allende la existencia físico-corporal.
¿Una forma de consolarse frente al sufrimiento vivido?
¿Una evasiva para soportar situaciones en extremo angustiantes?
¿Una quimera que ayude a sobrellevar la finitud y dolor humanos?
Dejemos que Frankl conteste éstas preguntas y acompañémoslo, cada uno, hasta donde sintamos prudente hacerlo.
“Nunca me cansaré de decir que el único aspecto verdaderamente transitorio de la vida es lo que en ella hay de potencial y que en el momento en que se realiza, se hace realidad, se guarda y se entrega al pasado, de donde se rescata y se preserva de la transitoriedad. Porque nada del pasado está irrecuperablemente perdido, sino que todo se conserva irrevocablemente”.(8)
“En vez de posibilidades yo cuento con las realidades de mi pasado, no sólo la realidad del trabajo hecho y del amor amado, sino de los sufrimientos sufridos valientemente. Estos sufrimientos son precisamente las cosas de las que me siento más orgulloso aunque no inspiren envidia”.(9)


¿Qué es el hombre?....seguimos preguntando….
Quizá, existe ésta pregunta palpitando en cada uno de nosotros, a veces se percibe o escucha más, a veces, apenas se oye entre las actividades y cotidianeidad. Lo que seguramente todos, tenemos una respuesta, quizá parcial, quizá influenciada por otros, quizá construyéndose día a día junto al andar que une a nuestro cuerpo con nuestro espíritu.

Hasta el próximo encuentro

Javier Ignacio Alvarez.


(1) “El hombre en busca de sentido” V. Frankl . Pag 107
(2) op.cit. pag. 105
(3) op.cit. pag. 107
(4) op.cit. pag. 108
(5) op.cit. pag. 110
(6) op.cit. pag. 111
(7) op.cit. pag. 115
(8) op.cit. pag. 117
(9) op.cit. pag. 118

lunes, agosto 07, 2006

Cambio de paradigmas

El concepto de integridad se va desarrollando cada vez más, va llegando, cada día, a los oídos de más personas en ésta época, en la cual, su carácter predominante es la de estar inmersos en lo que llamamos cambio de paradigmas.
Llamamos “paradigma” a las respuestas más o menos colectivas que tenemos acerca de: ¿qué es el mundo?, ¿qué es el ser humano? Y ¿qué significado tiene, entonces, que el ser humano se esté desarrollando, viviendo y evolucionando en éste mundo?. Y, claro, cómo hacerlo de la forma más adecuada posible.
Por supuesto, hay muchos paradigmas “en danza”, estableciendo un sentido y marcos de referencia para nosotros, las personas. Según la cultura (y sus supuestos ideológicos), los conocimientos adquiridos por la misma, la técnica y la tecnología aplicada por cada una de ellas, las formas de relajarse o de distraerse, las formas de producir y de consumir, etc.. Éstos aspectos de la vida hacen que haya, incluso dentro de cada uno de nosotros, muchos paradigmas superpuestos.
Por ejemplo: Para el que se declara “cristiano”, existen una serie de acciones recomendadas como mejores que otras, esto es, existe una escala de valores, a la cual denominaremos: “ética cristiana”. Asimismo, el “cristiano” en cuestión puede vivir “dentro” de otro paradigma a atender, por ejemplo un modelo de “mercado” (o intercambio de bienes y servicios) donde prima otra escala de valores, es decir , otra ética. Podríamos incluir en ésta descripción, el paradigma en relación a las experiencias de encuentro amoroso o de vida en pareja, y así, en cada situación o contexto de vida: el campo laboral, el educativo, el de la salud, el político, el legal, etc.
Hoy vivimos, desde hace unos años, una época marcada por lo que podemos llamar una superposición de paradigmas, o colisión de paradigmas, o lucha de paradigmas o más común un cambio de paradigmas ( a partir de mayor comunicación entre distintas culturas; de nuevos descubrimientos científicos, de nueva tecnología, de nuevas formas de comunicarnos van surgiendo nuevas formas de entendernos a nosotros mismos, al mundo y al significado que subyace a.....¿qué hacemos aquí, dónde y cómo gasto mi energía?
En un sentido es una época de confusión, de incertidumbre, en donde los paradigmas que nos “ordenaban” ( lo que se ha denominado la “Caída de los Grandes Relatos de la Modernidad”) están empezando a perder credibilidad y legitimidad. Hay creencias que ya no se pueden sostener sin caer en una torpe falsedad o en una temerosa mentira.
Por ejemplo: El “mito del crecimiento ilimitado”, la creencia en que es posible un desarrollo socio-económico para cada vez más personas a partir de las riquezas naturales y la apropiada tecnología aplicada. Ya, suficientemente, los informes ecológicos, los problemas sociales generados por la desocupación o explotación y los datos de desastres ambientales ( debido al indiscriminado uso de los recursos naturales y los desechos tóxicos) son inevitables de reconocer y menos de justificar por el crecimiento económico de unos pocos. Dentro de esta línea de pensamiento se enmarca el “mito del desarrollo personal” ( en el plano psicológico y socio-económico), y digo mito (cuento inspirador, pero irreal), ya que está basado en una idea del “yo” como algo aislado y separado del “tú”. ¿Es posible ésto, en la sociedad plenamente interrelacionada que vivimos? ¿es posible desarrollarnos sin estar interesados en el desarrollo de los vínculos que nos animan, sin pensar en el desarrollo de aquellos que comprarán el producto que brindamos, sin estar atentos a las necesidades y responsabilidades de unos con otros?.
Podemos encerrarnos en racionalizaciones, podemos tener deseos de creer en utopías, podemos motivarnos con “mensajes canalizados” desde otras dimensiones, podemos encerrarnos en casas bien protegidas, en barrios cerrados, o en castillos de oro o de hielo, pero considero que el mito del “desarrollo personal” ya no nos ofrece lo que, sí, en otra época necesitábamos, esto es, un afianzamiento de la confianza en nosotros mismos, un animarnos a ser auténticos y a expresar nuestro deseo.
Hoy, percibo la necesidad de creer en mi, como también en reconocer la necesidad de que crean en mi y a su vez, la necesidad de creer en el otro. Hoy creo necesario que practiquemos el confiar unos en otros para, de alguna manera empezar a construir maneras reales de la posibilidad de creer en el desarrollo de todos (sin necesidad de embaucarnos unos a otros), cada uno en su tiempo y espacio, según sus derechos, capacidades, virtudes y responsabilidades.
Sintetizando algunas ideas:
  • Vivimos una época de grandes cambios de paradigma
  • Hay distintos ámbitos en los cuales estos cambios se manifiestan (político, económico, productivo-laboral, religioso, científico, ambiental, social, familiar, vincular, afectivo, sexual, psíquico, etc.)
  • Hay dos movimientos específicos: 1)lo que está decayendo y 2)lo que está emergiendo.
  • Hay también, dos fuerzas que resisten el cambio:
    1. La que busca mantener lo establecido, tratando de conservar las formas culturales e institucionales y sus significaciones (esta se resiste al cambio)
    2. La que busca acelerar la emergencia de lo nuevo, resistiendo y rechazando el natural desenvolvimiento de las cosas (ésta quiere forzar el cambio, de manera que fortalece, a su vez, la resistencia anterior)

Ambas quieren ganar, y cada ser humano juega según su puesto, sus creencias, sus motivaciones y sus reglas. Todos queremos ganar el juego.
Pero, ¿Cuál es el “Patrón de autoridad” que dará validez a las contiendas? ¿Cuáles son las reglas? ¿Quién es el árbitro?
Propongo, como hipótesis, que en ésta época de cambio, los patrones de autoridad, los árbitros que ponen orden y dirigen el juego son:
1. El Tiempo (todos los días sale el Sol para todos)
2. La intimidad con nuestra mismidad (la fe en la vida que late en cada uno de nosotros)
3. Las capacidades integradoras de cada uno, que ayuden a moderar los extremismos que tienden a querer imperar unos sobre otros

4. En definitiva las intencionalidades de cada uno de nosotros.

- “Che, Javier, pero quién trae la pelota para jugar”
- “Ah, no sé, yo traje estas palabras”

hasta el próximo encuentro

Javier Ignacio Alvarez

domingo, agosto 06, 2006

poesía de domingo

Reciprocidad


Quizá es la trama más natural de la vida:
el que seamos incompletos e imperfectos;
así, los defectos en cada uno pueden ser llenados
por las virtudes de los demás.

Nos expresamos, necesitamos,
acompañamos y completamos,
unos y otros, en el camino eterno de la vida.

Quizá, la perfección, es aceptar
la incomodidad de las carencias;
para, así, tener espacio donde recibir
las dádivas de los demás seres.

Quizá ésta sea una de las caras del amor:
vivir tanto en humildad,
como en dignidad…unos con otros.

viernes, agosto 04, 2006

Salud vincular



En un artículo anterior escribí acerca de la relación que existe entre el autoconocimiento y la autoestima (ver 2 de agosto) y la necesidad de asumir tales condiciones para estar mejor con nosotros mismos ( bienestar entendido como la capacidad de estar solos cuando se presenta la experiencia de estarlo).
Hoy el tema que me ocupa es lo que he denominado “salud vincular”. Y, donde hablamos de salud, entendemos también, que puede haber un desequilibrio o enfermedad.
Si convenimos que la violencia o violación del espacio y humanidad del otro es una desarmonía vincular, tenemos enfermedades de varios tipos, a saber:
  • Violencias físicas: Uso imperante de la fuerza de un ser humano ( o grupo ) hacia otro ser humano ( o grupo )

  • Violencias sociales:
  1. de origen político-militar ( invasiones, colonizaciones, conquistas a la fuerza, esclavitudes, apropiación de tierras y materias primas…)
  2. de origen económico ( estafas financieras, robos, secuestros extorsivos, explotaciones laborales, trabajos forzados por penosas situaciones económicas…)
  3. de origen legal ( falseamiento de datos, testigos mentirosos, el “hecha la ley, hecha la trampa”, el “consejo” de Martín Fierro “hacete amigo del juez….”)

Los anteriores, son temas y reflexión de: juristas, políticos, abogados, sociólogos, filósofos y de todos aquellos interesados en el desarrollo de sociedades sanas ( entendiendo la sanidad social donde reinan el bienestar general o el desarrollo participativamente consensuado hacia el mismo)
Hoy me ocuparé de las:

  • Violencias psíquicas:

Que no son tan visibles como las físicas y, que justamente, por no-visibles “a los ojos físicos”, son difíciles de observar, y menos estudiar científicamente o probar jurídicamente. Aún así, motivo de preocupación a la hora de la convivencia cotidiana, aún de aquellos vínculos que se eligen (la pareja, sociedades, amistades) para “amarse” ( no es el momento aquí para escribir acerca de cual es el verdadero amor ya que podríamos hablar de varios amores o amores de distintos niveles) uno al otro.
Se han hecho muchas investigaciones acerca de éstas violencias invisibles, a veces imperceptible a la luz de la razón, muchas veces ejercidas inocentemente, esto es sin conciencia, otras veces productos de historias de mal trato anteriores o de no haber conocido formas más saludables de relación. Es propio de la naturaleza humana estar, de una u otra manera, implicado en alguna de estas formas de enfermedad en algún momento de nuestras vidas. Son como la gripe o un resfrío, o, claro, enfermedades más graves aún, pero nadie puede decir que está inmune a todas.
Voy a nombrar algunas formas de violencia psíquica.

1. El abuso psicológico realizado a través de exigencias exageradas ( ambiciones perfeccionistas o caprichos insaciables), a través de deseos, donde incluimos al otro, motivados por intereses personales solamente.

2. El abandono, la indiferencia o la evitación sin dar ningún signo de aviso o explicación.

3. El concepto de “propiedad privada” trasladado a la esfera humana. La posesividad.

4. Los “dramas de control” tan claramente desarrollados por James Redfield en sus obras: “Guía vivencial de la 9° revelación” y “En busca de la luz interior"

5. Los distintos “juegos que jugamos” (Análisis transaccional); los “dobles vínculos” (a partir de la obra de Gregory Bateson); la codependencia ( las relaciones adictivas); los “regalos con dientes” ( estudiado por la línea que desarrolla el concepto de “Constelaciones familiares”, dentro de la psicología sistémica); la búsqueda o construcción de “chivos expiatorios” o “enemigos” donde “proyectar”(adosarle al otro) nuestras “partes” negadas o rechazadas.

En fin, investigaciones se han hecho muchas, todas orientadoras acerca de, cómo, los seres humanos, sin saberlo o desearlo concientemente ( a veces puede ser concientemente, quizás apoyados en algún grado de temor, sed de revancha, o con alguna justificación racional de por medio), generamos desequilibrios o actuamos reactivamente desestabilizando nuestros vínculos, los cuales, claro, causan dolor emocional, culpa, resentimiento, desconexión y distancia, socavando así, nuestros ideales de amor, confianza y sinergia (energía unida en un mismo propósito) que anhelamos para las relaciones que emprendemos electivamente.
Hasta aquí la enumeración de variadas enfermedades vinculares, y me he referido, no tanto a las que reconocemos al instante y podemos cambiarlas perdonando y/o pidiendo disculpas, comprendiendo los roces naturales de la convivencia, sino a las que se mantienen detrás de un velo de inconciente conformidad.
¿Qué hacer entonces?
Al principio, decíamos, que el autoconocimiento es necesario a la hora de amarnos más auténticamente a nosotros mismos (autoestima).
Terminamos diciendo que a la hora de construir vínculos sanos o tratar a las enfermedades (desequilibrios) vinculares, es necesario conocer las dinámicas psicológicas implícitas en las relaciones. Y, claro, no es tarea fácil tratar de reconocer el papel que jugamos inconciente y automáticamente a través de mandatos, convenciones, creencias erróneas o costumbres estereotipadas en el desarrollo de los vínculos.
Pero el sano amor, requiere de la valentía de reconocer y confrontar, ambos polos de la relación, o sea, los involucrados, la “enfermedad” que los embarga.


Desde la perspectiva de la Cosmovisión Holística Integral -que tiene a la astrología como una de sus ramas de investigación- se busca la comprensión de las dinámicas vinculares, de la polaridad Yang (masculino)-Yin (femenina) que existe en cada uno de nosotros seamos varones o mujeres. También se estudia la llamada Sinastría (donde se da luz sobre los vínculos, observando las dos “Cartas o Mapas Natales” de las personas implicadas en la relación).
Es hacer el trabajo de Autoconocimiento donde el yo y el tu se transforman en el nosotros, a partir de los dos Mapas antedichos. En tono de broma digo: “A veces, intentamos llegar al “tesoro” del amor solo con el mapa de nuestro “yo” en la mano”
Hasta el próximo encuentro, que tengan salud, amor y energía para el desafío y emprendimiento.

Javier Ignacio Álvarez



miércoles, agosto 02, 2006

Autoestima, psicología arquetípica y astrología

Hay muchos afluentes que nos llevan hacia el reconocimiento de nuestro ser-conciencia más profundo, hacia la experiencia de vivenciarnos más auténticamente, hacia el encuentro amoroso (autoestima) con cada uno de los niveles de nuestro ser a integrar y deseos en pugna que los conforman.
Citemos uno de éstos afluentes:
“el proyecto del genoma humano”.
Es un logro humano, realmente digno de ser destacado, el que, a través de la investigación, el género humano, haya alcanzado reconocer que cada uno de nosotros, cada ser viviente, tiene un “mapa genético” único e irrepetible, en donde poder recavar información acerca de las cualidades orgánicas y tendencias físico-químicas que nos orienten acerca de posibles enfermedades, que, detectadas su potencialidad, podemos rectificar mediante tratamientos preventivos adecuados. Ya llegará el tiempo de la extensión de éste conocimiento a muchos humanos, de su uso cotidiano en la medicina “prepaga”, en las obras sociales y en el ámbito público. Aparte de tener nuestra “historia clínica”, tendremos el “mapa genético” de nuestro cuerpo a disposición de los médicos que nos atienden. Por ahora es solo una utopía (como lo fue años atrás el pensar en prótesis para roturas de cadera, u operaciones de cataratas gratuitas…por dar un ejemplo). Aún se está en la etapa de control, de aquellos que esperan, con la apropiación (patentes y derechos de autor mediante) de ese conocimiento, detentar poder y hacerse de millones de clientes y dinero circulante. Pero el tiempo hace que los descubrimientos humanos tiendan a ser en mayor o menor tiempo y medida considerados “patrimonios de la humanidad”.
Todavía, y quizá por siempre, el ser humano se caracteriza por buscar conocimientos, y con ellos, poder establecer mejores condiciones de vida.
Algunos buscan la dirigencia por sobre otros. Es la vieja costumbre, natural por otro lado, de la lucha por la nombrada preeminencia o afán de poder sobre otros a fin de dirigirlos. Existe otra costumbre en el ser humano, también natural, que es el deseo de compartir conocimientos, dones, recursos, amor y buenas noticias.

Podemos decir, sí, que el derecho a reconocer nuestro origen biológico (quiénes son nuestros padres y también nuestro “mapa genético”), como el reconocer nuestra historia personal biográfica e histórica familiar y social (ya hablaré, más adelante del “mapa estelar” o Carta Natal Astrológica) es obra de nuestra decisión y responsabilidad de crecer y asumir una autonomía en la que podamos afirmarnos y fundar nuestra “historia de vida”.
Quizá conformarse, no es, simplemente, aceptar sumisamente lo que otros esperan o deciden por nosotros, sino que, con-formarse, sea participar activamente de nuestra formación-educación, junto con la dada por nuestros padres y cultura referencial, y cómo hacerlo, sino, conociéndonos a nosotros mismos física, psíquica y espiritualmente.
Y, es, conociéndonos a nosotros mismos como podemos crecer en autoestima, porque pregunto….
¿Se puede amar lo que no se conoce, o, más claramente, ese amor, esa autoestima deseada no aparecería con cierta desconfianza y/o temor ante surgimientos desconocidos de nosotros mismos?.
Creo en que se ama lo que se valora,
sólo se valora lo que entra dentro de una (mi-tu-nuestra) escala de valores,
y, sólo entra dentro de una escala de valores lo que se conoce;
lo que no conozco, aprendo y aprehendo queda fuera de mi mismo, como des-conocido, negado, reprimido, latente o como escribió, ya en 1959 Ricardo G. Mandolini Guardo en su, a mi entender, magnífica obra “Historia General del psicoanálisis. De Freud a Fromm”

“…C. Jung llegó a admitir que en las neurosis podían ser factores
importantes lo sexual reprimido (Freud) y los impulsos de poderío
relegados (Adler), “no debe olvidarse –subrayaba- la religiosidad
reprimida, los dioses olvidados se transforman en enfermedades”,
estos dioses son los arquetipos.” (Pág. 209)

Hoy, año 2006 hemos avanzado mucho en variadas prácticas y técnicas para desarrollar y ampliar la experiencia de contactar con nuestro ser más auténtico. Se hace necesario hacer lugar a contextos en donde poder, a través de estudio y la práctica, conocernos más a nosotros mismos, valorarnos dentro de una escala de valores donde participen tanto la razón como la inteligencia emocional; la adecuación social objetiva como la sensibilidad emotiva subjetiva; la necesidad de supervivencia y el dinero necesario para la misma como las meta-necesidades ( palabra que popularizó el psicólogo Abraham Maslow) de verdad, amor, justicia y convivencia cooperativa.

Otro afluente es la Carta Natal Astrológica, nuestro “mapa energético”, nuestro mapa de energías arquetípicas, nuestros “dioses olvidados”, nuestras sub-personalidades( el Rey/ reina; la/el Amante, el Guerrero/a, el sabio/a, la Guía interior, el médico (la capacidad autocuradora del ser humano, su capacidad organísmica), el niño/a divino/a y otros). Ellos son nuestras fuerzas internas, nuestras potencialidades, que, en la medida que se las atiende y sienten, respetan y hacemos más concientes, se manifiestan más fluidamente. Su estudio, comprensión y la mayor capacidad de contacto con estas fuerzas internas nos brinda la oportunidad de sentir que, más que defendernos, reprimirlas o resistirnos a ellas, es, conociéndolas y dándoles cabida en nuestra vida “democráticamente”(1) como hallaremos mayor armonía, menos temor y reactividad frente a los demás y más confianza en la vida.
Conocernos a nosotros mismos nos abre la puerta a amarnos a nosotros mismos por “lo que somos”, y no, por lo que los demás, a veces, por su exclusiva conveniencia , quieren que seamos.
Conocernos a nosotros mismos es amarnos.
Amarnos a nosotros mismos es reconocernos.
Así, tanto el estudio de “nuestro mapa genético” (cuando sea accesible); como el estudio de “nuestro mapa psíquico” (según variadas orientaciones y escuelas psicológicas); como el estudio de “nuestro mapa astrológico” (la Carta Natal, o mapa de energías arquetípicas) conforman un “mapa-trino integrado” donde obtener información de nuestro cuerpo, psique y alma que nos guíe a través del viaje hacia el encuentro amoroso con nosotros mismos. La tan necesaria Autoestima.
Hoy hablamos de Autoestima, otro día entablaremos la conversación de la importancia de la misma para mejorar la Salud vincular.

Hasta el próximo encuentro.

(1) Es saludable dar lugar, “democráticamente”, esto es ser concientes, de todas nuestras tendencias, sino aquellas que se sientan desplazadas y negadas se opondrán y obstaculizarán a las aceptadas y elegidas como las mejores. Y digo democráticamente y no “integralmente” para hacernos reflexionar sobre la analogía que existe entre el sistema social y el sistema psíquico.

Javier Ignacio Álvarez








martes, agosto 01, 2006

La sabiduría holística

La sabiduría holística

La sabidurías holística , sistémica e integral ( todas “formas” de comprender la relación que existe entre la totalidad y las partes que la integran ) nos brindan la posibilidad de reconocer muchas cosas, entre las cuales se encuentra la conciencia de que un síntoma de alguna parte no es solo una cuestión ( responsabilidad, causa, origen, etc.) de dicha parte, sino, que, es una respuesta parcial del funcionamiento de un todo.

Por ejemplo: si duele el estómago no es porque al estomago se le haya ocurrido decir “voy a doler y a hacerle doler a quienes me conocen” siendo “quienes me conocen” las demás partes del cuerpo que se verán perjudicadas, como así también el ánimo y la llamada sensación de identidad de la persona que son parte integral del organismo del cual estamos hablando.
En este sencillo ejemplo podemos vislumbrar que el síntoma de una parte es el resultado de la acción de otras partes del sistema organismo (puede haber sido la decisión tomada por el ego en complicidad con el sentido del gusto de la lengua de comer unas papas fritas, con un aceite que, quizá en buen estado, no recomendable para el organismo integral de quién hablamos) o puede ser también el resultado de la acción de una parte, ya de un sistema mayor ( por ejemplo que otro organismo humano haya pegado un golpe en el estómago ya mencionado).
Es un ejemplo sencillo, lo que no es sencillo, es comprender otros síntomas que se manifiestan a diario dentro de un sistema orgánico humano y en su psiquismo individual asociado, y más complejo aún, es comprender cuando las causas vienen de complejas interacciones humanas, sean vinculares, familiares, laborales, sociales, culturales etc.

La sabiduría holística, sistémica e integral nos ayuda a:
“desde la parte comprender al todo y desde el todo comprender sus partes”,
resultando con ello, mayor comprensión de tantos síntomas dolorosos que vivimos como seres humanos. Sean éstos: físicos o psicológicos, individuales o comunitarios, institucionales, geopolíticos, económicos o de cualquier otra área de experiencia de la conciencia y cuerpo humanos.

Como individuos somos seres independientes a la vez que dependientes, algunos prefieren integrar estos conceptos en el de que somos, en definitiva, seres interdependientes.

El tema que presento, es que, creo necesario, que la llamada conciencia humana ( tanto la del individuo como las organizaciones colectivas ) pueda: aprender, reconocer, percibir, comprender y compartir ésta cosmovisión del conocimiento, con el fin de que podamos reconocer con mayor eficacia el origen del sufrimiento innecesario que nos inflijimos unos a otros o a nosotros mismos por el mismo desconocimiento de ésta interdependencia ( Es como echarle la culpa o hacer responsable al estómago por el dolor que éste pueda manifestar y atacarlo a él particularmente sin percatarnos de que simplemente manifiesta un síntoma de un funcionamiento holístico, sistémico e integral).

Ya queda pues la semilla para que después podamos avanzar en porqué un miembro de una familia “sintomatiza” un mal funcionamiento de toda la familia o porqué hay grupos humanos o personas específicas que “sintomatizan” males que son parte del mal funcionamiento del ordenamiento social.
Pero tengamos paciencia y la capacidad de reconocer nuestra “parte” de responsabilidad por los males “globales”, como también reconocer, nuestra “parte” que quiere que las cosas funcionen mejor.

Javier Ignacio Alvarez