martes, agosto 11, 2009

El Deseo y la Razón

El deseo y la razón son dos cualidades humanas que siempre estarán emparentadas.

El deseo, tomado como la orientación de nuestra vitalidad natural.

La razón como la orientación de nuestras capacidades y relaciones sociales.

El deseo es por naturaleza de carácter individual.

La razón se va construyendo socialmente, a partir de la relación con el medio ambiente y los demás seres humanos. Éstos -los que nos reciben en el mundo- nos “educan” según normas que han considerado “razonables”.

El deseo busca satisfacción personal.

La razón busca justicia universal.

Hay tantas modalidades de interacción entre el deseo y la razón como seres humanos hay.

Fijémonos, entonces, que podemos relacionar: al deseo con el “yo” y a la razón con el “nosotros

Y que muchas veces el yo estará en conflicto con el nosotros.

Y de esto se trata la convivencia humana, que se ha ido ordenando de manera tal, de construir formas adecuadas de relación entre el deseo y la razón.

El deseo tiene como “armas”: la salud física, la vitalidad, la fuerza, el poder, y puede anular a la razón en pos de sus impulsos yoicos.

La razón tiene como “armas” la información, la educación, el análisis, la lógica y el saber, y puede anular al deseo en pos de sus conceptualizaciones.

Podemos hacer miríadas de reflexiones acerca de la necesaria sana relación que debemos hacer entre ambas.

Por ejemplo:

El interés privado está motivado por el deseo individual

El interés público esta motivado por la razón, que recordemos, es universal (comunitaria)

El deseo pone en juego “competencias”, o sea es “competitivo”. Por ejemplo el “deseo de ganar” necesario para poder practicar cualquier deporte.

La razón es cooperativa, o sea opera comunitariamente. Por ejemplo, para practicar un deporte, y que resulte divertido ( y justo) se necesitan reglas de juego – reglas, leyes, límites, etc. - para todos igual.

El deseo sin razón tiende a generar, en el plano de lo humano, una convivencia del tipo “Ley de la selva”, donde sobreviven los más fuertes. Algo así como un “Darwinismo social”.

El deseo con la razón acompañando tiende a generar humanamente, el desarrollo del diálogo y la democracia, o sea el debate acerca de la dirección y limitación de nuestros deseos individuales, en busca de un bien común, poniendo en juego así, la “Ley de la mayoría”, administrados, todos, por los representantes elegidos.

Uno de los problemas que se avizoran aquí, es que para acceder al poder de gobernar se suele acudir, no tanto a la razón pública del votante, sino a la seducción de los deseos individuales del votante.
(Como en la propaganda de cualquier producto se busca seducir al consumidor en su búsqueda de satisfacción y no educarlo a que se reconozca como un ser comunitario.)

Ahora; la reflexión que propongo es ¿Qué deseamos y razonamos?

¿la satisfacción de nuestros deseos o/y la búsqueda del bien público?

¿el desarrollo personal o/y el desarrollo de la comunidad?

¿el libre mercado y expresión libre de la oferta y demanda o/y la justicia social y los necesarios esfuerzos de educación para todos?

¿Solo queremos Libertad y los Derechos individuales conquistados (personales, familiares, grupales, y corporativos) o/y tendremos que limitarlos según la necesaria Igualdad, Justicia o Responsabilidad Comunitaria que nos compete a todos?

Por supuesto que la relación seguirá siendo conflictiva entre el deseo y la razón, como entre los seres humanos que defiendan más, a una o a la otra.

Mi posición es ésta ….vivir según los dictados del deseo es maravilloso , pero más satisfactorio y significativo es sumarle la razón -al deseo- que nos abre las puertas al diálogo, al arte de aprender a convivir y a más expansivas formas de comunicarnos, establecer reglas comunes y amar libremente.

Una última reflexión: esta interacción del deseo y la razón atraviesa todas las “capas” sociales, como así también toda estructura vincular. Es así, que yo puedo defender la postura de la libertad con mi pareja, esto es, una relación sin obligaciones ni compromisos y pedir justicia en otro ámbito de la realidad, o pretendo compromiso, igualdad y justicia en una relación de pareja, pero no en el ámbito social.

Pongámos como ejemplo 3 pirámides de ordenamiento sociocultural.



Javier Ignacio Alvarez

1 comentario:

Unknown dijo...

Me encantó