sábado, agosto 01, 2009

Maestros de la sospecha

Hace muchos años que investigo las raíces psicológicas de la conducta humana.


Por un lado existen los instintos, las pulsiones y las necesidades básicas, en definitiva toda fuerza que emerge desde el cuerpo, por otro lado existen las miríadas de estímulos que nos reclaman atención desde el exterior.


Ambas fuerzas, llegan a las raíces mismas de nuestro cerebro-psiquismo y se metabolizan en forma de ideas , intenciones, motivos, significaciones y llevan a realizar incluso determinadas conductas.


Tenemos la idea... ¿inocente? de que la mayor parte de nuestra vida se mueve libremente. Hoy presento a tres pensadores que no pensaron así e insinuaron y/o demostraron que el hombre estaba sujeto, en parte, a fuerzas que desconocía, o sea a las cuales no tenía acceso consciente.


Con ustedes.......los maestros de la sospecha


Javier Alvarez






Karl Marx, Sigmund Freud y Friedrich Nietzsche son los tres maestros de la sospecha, así como fundadores de discurso, según la expresión de Paul Ricoeur que, aunque derivada de una compleja hermenéutica, ha pasado a popularizarse de tal manera desde su publicación en 1970, que es uno de los tópicos culturales de finales del siglo XX, utilizándose desde la filosofía hasta la crítica de cine.
En ese uso simplificado, se relaciona a los tres pensadores del siglo XIX con la crítica al
racionalismo dominante en el pensamiento y en general toda la civilización occidental (sobre todo tras la Ilustración); por cuanto ven la razón como una simple justificación de pulsiones más profundas: el materialismo económico (Marx), la voluntad de poder (Nietzsche) o el inconsciente dinámico, expresado en el deseo sexual, la frustración y la agresividad (Freud).
También se suelen utilizar los términos pensadores de la sospecha o filósofos de la sospecha.




Afirma Ricoeur que Descartes puso en duda que las cosas fuesen tal y como aparecen, pero no dudó de que la conciencia fuese tal y como se aparece a sí misma. Por el contrario, los tres maestros de la sospecha: Marx, Freud y Nietzsche, aunque desde diferentes presupuestos, consideraron que la conciencia en su conjunto es una conciencia falsa. Así, según Marx, la conciencia se falsea o se enmascara por intereses económicos, en Freud por la represión del inconsciente y en Nietzsche por el resentimiento del débil. Sin embargo, lo que hay que destacar de estos maestros no es ese aspecto destructivo de las ilusiones éticas, políticas o de las percepciones de la conciencia, sino una forma de interpretar el sentido. Lo que quiere Marx es alcanzar la liberación por una praxis que haya desenmascarado a la ideología burguesa. Nietzsche pretende la restauración de la fuerza del hombre por la superación del resentimiento y de la compasión. Freud busca una curación por la conciencia y la aceptación del principio de realidad. Los tres tienen en común la denuncia de las ilusiones y de la falsa percepción de la realidad, pero también la búsqueda de utopías. Los tres realizan una labor arqueológica de búsqueda de los principios ocultos de la actividad consciente, si bien, simultáneamente, construyen una teleología, un reino de fines. Ricoeur, como ellos, acepta el lado ascético de la reflexión, su papel de aguafiestas ante determinadas percepciones de la realidad. Pero tras el necesario purgatorio de la crítica marxista, freudiana y nietzscheana, viene la recuperación del sentido, el restablecimiento de una ingenuidad purificada y fuerte.





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