miércoles, julio 22, 2009

Transitando cambios

Las épocas de transición, están plenas de circunstancias en las cuales se entremezclan el pasado -que se va quedando atrás- y el futuro -que va emergiendo-.


Se habla mucho de cambios de paradigmas, de necesidad de cambios, de crisis como una oportunidad aunque conlleve peligro y muchas metáforas más.


Todo se ve trastornado: desde algunos eventos climáticos, enfermedades, situación económica, como en otras áreas del ser humano y los modelos de sociabilidad que se fueron construyendo y hoy se ven representados en edificios , instituciones y costumbres.


Se habla de crisis de valores, de crisis de autoridad, de necesidad de hallar nuevas formas de conceptualizar la realidad que se ha vuelto más compleja y diversa.


“Unidad en la diversidad” dicen los idealistas;

“hemos perdido…..” dicen los que añoran alguna época pasada;

“Aún no se ha terminado el proyecto de la modernidad que dio nacimiento a la razón” dicen otros, y así, hay innumerables opiniones entremezcladas, en el ágora de los medios de comunicación ( Televisión, radios, periódicos, revistas, y la ahora explosión de la interacticva Internet), como también en los medios cotidianos de trabajo, estudio y distracción. Todos opinamos, todos hablamos al unísono, en un coro de perspectivas acerca de cantidad de temas vistos desde múltiples dimensiones materiales como interpretativas.


Y claro, estamos como en una especie de “Torre de Babel”, donde cada uno - desestabilizandose el “sentido común” - trata de convencer al otro de su plan acerca de lo mejor para todos.


O, se fortalece, claro, el "lo mejor para uno mismo".


Transición : acción y efecto de pasar de un estadío a otro.


Y esto pasa en el área de lo individual y en el área de lo social. No todas las veces de la misma manera ni en el mismo tiempo.


Pero, lo que quiero comentar aquí, es que mientras viajamos por la transición misma podemos percibir que lo que parece verdad en un estadío, puede parecer mentira en otro que lo que es correcto , bueno, sano, bello, placentero en un estado puede parecer lo contrario en otro, hasta que, integrando ambas perspectivas, se puede ir logrando una visión que, reconociendo la ambivalencia ( ésta – “la contradicción”- es de índole temporal y/o espacial) se puede hallar una unidad que comprende un poco más, tan solo un poco más, que está pasando.


....¿se puede?.....


Si todo parece como “confuso”, llenos de incertidumbres , o engaños disfrazados de seguridad, si crees -como yo- que algo se está gestando y lo estamos creando entre todos……


El tema es como re-aprender a comunicarnos desde una posición que busque asombrarse más que repetirse, que busque y dé posibilidad a ver otra cosa donde ya “se ha visto todo”, que se puedan ver cosas desconocidas donde solo hay lugar para el etiquetamiento y archivo, en definitiva, que haya lugar para la investigación, el aprendizaje y el intercambio de bienes y servicios donde hay mera competencia y engaños que intentan demostrar que “yo, yo ya la tengo clara, y sé lo que quiero”.


Así, en medio de los cambios hay muchas posibilidades......
Javier Alvarez


Un cuento


En cierta ocasión previno Dios al pueblo de un terremoto que habría de tragarse las aguas de toda la tierra. Y las aguas que reemplazarían a las desaparecidas habrían de enloquecer a todo el mundo. Tan sólo el profeta se tomó en serio a Dios. Transportó hasta la cueva de su montaña enormes recipientes de agua, de modo que no hubiera ya de faltarle el líquido elemento en los días de su vida.

Y efectivamente, se produjo el terremoto, desaparecieron las aguas y una nueva agua llenó los arroyos y los lagos y los ríos y los estanques. Algunos meses más tarde bajó el profeta de su montaña a ver lo que había ocurrido. Y era verdad: todo el mundo se había vuelto loco y le atacaba 'a él y no quería tener nada que ver con él. Y hasta se convenció todo el mundo de que era él el que estaba loco. Así pues, el profeta regresó a su cueva de la montaña, contento por haber tenido la precaución de guardar agua. Pero, a medida que transcurría el tiempo, la soledad se le hacía insoportable.


Anhelaba tener compañía humana. De modo que descendió de nuevo a la llanura.


Pero nuevamente fue rechazado por la gente, tan diferente de él.


Entonces el profeta tomó su decisión: Tiró el agua que había guardado, bebió del agua nueva y se unió a sus semejantes en su locura.

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